Con Forges
se va un hombre, no sólo un humorista gráfico, sino también un
humanista; nadie como él captó a la gente de la calle, no sólo su
lenguaje coloquial, sino también su sentir, de todo aquello que
ocurría cada día en la política, en el arte, en acontecimientos de
toda índole. El utilizaba en sus viñetas un dibujo de trazo grueso
que lo hacía único e intransferible.
Cuando era
joven probó otras profesiones, entre ellas estudió para Ingeniero
de Telecomunicaciones, lo abandonó y le dijo a su padre que quería
ser dibujante. Y su padre, que era gallego, le contestó: “pues
procura que tus dibujos se reconozcan a 15 metros”. Y cumplió el
deseo del padre.
La
personalidad de Forges estaba llena de matices con una gran
sensibilidad por aquello que ocurría no sólo en España sino en el
mundo. Contaré algo que oí en la radio, la anécdota de un
periodista corresponsal alemán. En la época de los orígenes de la
crisis en España, los españoles estaban enfadados con los alemanes
y fundamentalmente con la Merkel y su gobierno, porque los tachaban
de vagos, despilfarradores, etc... El periodista alemán cuenta:
Le pedí
una entrevista, estuvimos dos horas hablando y Forges no salió del
humor. A las dos horas y media llegó su mujer Pilar con dos bolsas
de la compra y me presentó, y ella contesta “muy mal los
alemanes, la Merkel nos trata fatal, es muy injusta” y se fué. Yo
salí no entendiendo, pero al cabo de unos dias encuentro una viñeta
donde había una fila de alemanes y alguien le decía a uno “no
todos los alemanes son malos, y usted es buena persona”. Y yo en mi
narcisismo pensé que me lo dedicaba a mi, que yo era esa buena
persona.
Así
era Forges.
Forges
estará siempre en nuestro imaginario. Con su muerte ha dejado un
profundo vacío en nosotros, y como dicen los ingleses, “ Forever,
Forges”
Postdata:
todos los datos de su familia y demás los buscan ustedes en la
wikipedia.