viernes, 9 de junio de 2023

INTELIGENCIA ARTIFICIAL

 


Hace poco salió en todos los medios que Geoffrey Hinton, el “padrino de la inteligencia artificial“ abandona Google para sentirse libre y poder hablar a la humanidad de las consecuencias que traería seguir avanzando y trabajando sobre ella. Geoffrey se ha asustado (es un hombre de 75 años) de su propia creación, haciendo un símil, no lo tomen como frívolo, es lo mismo que cuando a los niños se les habla del hombre del saco. Sienten que les puede engullir y hacer desaparecer, eso es el miedo que sintió de su propia creación.

No hay que quitarle a la inteligencia artificial el gran valor que tiene en la ingenieria, medicina, etc. Pero no es de sus bondades, que las tiene, de lo que estoy escribiendo. La inteligencia artificial ya está en casi todo, podemos estar en New York y encender la calefacción en París o preguntarle a una máquina casi de todo. Las enciclopedias han pasado a ser objetos en desuso.

Freud y Lacan dirían aquí del sujeto, qué pasa con el otro? Le invitamos a tomar café?. Ésto me lleva a pensar en las películas distópicas y futuristas “ Odisea del espacio 2001”, o las series “Years and Years”,o “Black Mirror”, la película “ El hombre bicentenario” protagonizada por Robin Williams, de ciencia ficción, futurista de los años noventa, está basada en el cuento homónimo de Isaac Asimov. A grandes rasgos su guion desarrolla la historia de un robot que acabó siendo humano en un proceso sorprendente. Vemos la película con normalidad pero este es el proceso que va siguiendo el ser humano.

A veces no somos conscientes de la tremenda imaginación del sujeto y que lucha por hacerse realidad, aunque eso nos pueda destruir.

Qué duda cabe que si queremos explorar el universo y realizar viajes intergalácticos, el ser humano es demasiado frágil y vulnerable. Quizá sean las máquinas las que hagan este recorrido, pero si el sujeto pierde el alma, lo que significa vivir y morir, quizá estemos traspasando una linea roja que no estamos preparados para traspasar.

En esta odisea que emprende el ser humano, y que no se va a detener, habrá que ir paso a paso. Y las generaciones venideras tendrán que prepararse. El psicoanálisis tendrá que ir avanzando o desaparecerá en un futuro, pero mientras exista el sujeto como tal y la pregunta por el otro, el psicoanálisis estará ahí, tendrá que adaptarse a esta realidad.

 

Acompaño esta pequeña reflexión con un cuadro que fué pintado, en los años 80 por Esther Estruch, profesora de Bellas Artes, representa una figura andrógina con expresión soberbia, casi enigmática, está plagado de cabezas humanas en su entorno con expresión de sorpresa y reflexivas, cabezas minúsculas. Mirarlo me llevó a escribir sobre la inteligencia artificial.

Este cuadro de Esther Estruch es de la colección privada del Alberto Romero, médico psiquiatra y compañero de trabajo del gabinete Análisis “www.gabineteanalisis.com” que ha tenido la amabilidad de dejarme fotografiar.

domingo, 12 de febrero de 2023

14 de febrero

 14 de febrero no del amor del cupido, no del amor comercial, sí del amor.

Un 14 de febrero nació mi hijo Lucas, lleva muchos años sin estar con nosotros, era un amor. Cuando nació con su pelo rubio, pensé en el trigo. El ginecólogo me dijo que lo tuvo que desplegar porque era muy largo. Por las dos familias tenía a quien salir, pero yo no soy alta y el medía un metro noventa y tres.


Hoy quiero escribir sobre mis hijas y lo que escucho en casa de la terrible tragedia del seísmo de Turquía y Siria. Mi hija Lola es ingeniera, trabaja en la Aeronáutica. Mi hija Marta es arquitecta y escritora y pronto Doctora en Arquitectura. Las dos son políglotas. Lola tiene dos hijas, Marta tiene una hija, las dos son mujeres empoderadas. Su padre que es arquitecto, aunque procede de una familia patriarcal y machista, con la madre de sus hijos una gallega que referente a sus hijos siempre fue como una loba, en el buen sentido, siempre les he transmitido, que el techo de cristal era una patraña de los hombres. Son buenas técnicas, y saben donde dar el golpecito para romper el techo de cristal, al menos he querido transmitirle las herramientas para luchar contra eso. Cuando dicen que las mujeres no quieren estudiar las carreras técnicas, mentira, son esos padres machistas y esas mamás que les dicen -hija mía vete a letras- y ahora como mucho a medicina, que eso es un gran logro, pero faltan mujeres técnicas y científicas, que desde Marie Curie cuantos referentes tenemos.


Todos estos días me cuesta sostener y soportar las tragedias, tanto la de la guerra, como la del seísmo, porque todo se podría evitar, que aunque hay gente buena, hay mucho malvado. Estoy melancólica, porque siempre el 14 de febrero es para mi un día de flores en el cementerio y largos paseos, sintiendo un gran consuelo con mis hijas y mis nietas. Mi hija la mayor, que a veces es un poco cuadriculada, me dice -pues he hecho ingeniería y me gustaba la NASA porque tú nos levantabas de madrugada con el telescopio, a los tres, para ver el lucero del alba. Nos volvíamos a la cama los tres, y decíamos - tenemos una mamá un poco rara.- Con el tiempo me dijo que su elección de la profesión vino de ese telescopio y de mirar el espacio. Y Marta con 6 años, ya iba a visitas de obra con su padre, pero como es muy generosa, es una gran humanista y ha estudiado mucha filosofía, es una arquitecta que me llena de orgullo, porque piensa en el bienestar del otro. Y eso le hace una gran arquitecta. Yo creo en mi fantasía que esa parte suya tan humanista y escritora tan respetuosa, tiene que ver también con que su madre sea psicoanalista, con el amor a la madre. Siempre me dice que estoy analizando y reflexionándolo todo. Así que es lo que hay, para bien o para mal, tienen una madre psicoanalista.


Mi alma no deja de pensar en todos esos jóvenes que como mi hijo, que murió por un error médico, por la corrupción de un laboratorio, no tendrán futuro. Este es el capitalismo, donde las vidas humanas son lo de menos.


Ya voy siendo mayor y me cuesta soportar la perversión de mi especie.
Escribo esto después de escuchar como mis hijas y su padre están hablando de ingeniería y arquitectura, de la mala estructura de los edificios, de que esto podría ser evitado, hablan de hormigón, del hierro, y yo que soy como una esponja que me empapo de todo, decido retirarme a escribir, porque se me estaba poniendo un nudo en la garganta de tanta pena.