domingo, 29 de marzo de 2020

El coronavirus y sus consecuencias

Covid-19

 

Estos días he leído artículos de algún filósofo o lingüista donde aprecian como el término "guerra" es utilizado incorrectamente en esta crisis sanitaria, pues consideran que esto es una "catástrofe", como si fuera un terremoto o un tsunami. Llamar al fenómeno una "guerra" les parece frívolo. Pues en la guerra hay un enemigo humano, ellos creen que se da al virus una categoría que lo humaniza. En una guerra es evidente que se enfrentan entre los de la misma especie. Aconsejo buscar en el diccionario todas las acepciones del término "guerra".

Hacen una correcta exposición y sobre esto no tengo nada que decir, pero ellos matizan que no se debe utilizar el término "guerra" como una metáfora en esta pandemia. Yo desde mi saber como lacaniana, que estudio el lenguaje desde los orígenes de la construcción del sujeto, pues justo es sujeto porque su psique construyó el lenguaje, me pregunto, ¿cómo utilizar correctamente el lenguaje?. Aquí entramos en arenas movedizas, los humanos somos distintos de otros seres que compartimos el planeta. Y vamos a centrarnos en los virus. Ellos quieren subsistir y para eso necesitan células, huéspedes que los mantengan. No voy a escribir sobre el VIH, que justo buscó la célula linfocito-T donde el ser humano tiene sus defensas para poder vivir.

Este coronavirus es digno de estudio, ha desarrollado un sistema de contagio impresionante. Justo cuando la patología se agrava, entra en los alveólos pulmonares donde se acaba acomodando, y los destruye aprovechando los huéspedes de edad avanzada, y con la muerte del huésped se extingue, el virus se "suicida". Evidentemente no son humanos, parece que la forma que tienen de existir es paradógica: a los niños y a los jóvenes los utilizan de huéspedes, y en las personas mayores puede ser letal, es como si fuera una forma de hacer selección de especie. No son humanos pero luchan para buscar huéspedes para seguir existiendo.

Me río de las guerras entre humanos, somos unos ingenuos, con todo el respeto a los de mi especie y sus ideales dogmáticos. Es evidente que en una guerra entre humanos se mata, se destruye, a veces por intereses políticos, a veces por una estúpida frontera. Y viene un virus deshumanizado que pasa las fronteras del planeta sin ningún pasaporte, no necesita visados, y aquí utilizo yo el término "guerra". El coronavirus, sin tener alma ni sentimientos consigue hacernos sentir insignificantes. A ellos sólo los podemos ver a través de un microscopio. Pero es evidente que nos ponen en pie de guerra; una catástrofe no hace sentir igual al sujeto, y no es una metáfora, ¿cuántas veces he oído a los pacientes ante enfermedades decir, "ganaré esta guerra, batalla a batalla"?, y yo no los corrijo, me parece correcto.

En este momento, con todo un país confinado, yo no encuentro apropiado utilizar el término "catástrofe", pues alarmaría mucho más a la población. El término "guerra" lo utilizamos a menudo. El cine lo ha sacado de esa categoría bélica: la Guerra de las Galaxias, la Guerra de los Rose, etc, y coloquialmente lo utilizamos muchas veces: esta familia está en guerra, estos niños no paran de guerrear, etc...

A mi entender el ser humano es muy fuerte pero muy frágil, y ahora hay que pensar cómo se utiliza el lenguaje. Yo aconsejaría leer "El malestar en la cultura" de Freud o algún seminario de Lacan referente al lenguaje. Evidentemente los filósofos y lingüistas son eruditos y puristas y los políticos demasiado dogmáticos. Los seres humanos no sienten esto que está pasando como una catástrofe ecológica o nuclear, no pueden evitar darle al virus la categoría de enemigo al que tienen que vencer. El ser humano es así, ante la muerte, ante la incertidumbre, y a la pregunta de la finitud , todos reaccionan de manera parecida. Esta mañana yo estaba escuchando a dos jóvenes sanitarios en su angustia. Ellos, que trabajan en la UCI, sentían que estaban en la guerra y les atacaba el virus COVID-19 aunque no sea de su especie. Les despertaba una angustia y una ansiedad desconocidas.

Tendríamos que reflexionar los seres humanos sobre nuestra actitud hacia el planeta, pues no vivimos solos, invadimos espacios de otras especies, de la selva, lugares que no nos pertenecen, los deforestamos. No soy bióloga ni científica pero sabemos que existen muchos coronavirus en otras especies animales, y estamos consiguiendo que muten y puedan invadir nuestro cuerpo y enfermarnos. Vamos, que podemos ser sus huéspedes. Creo que despúes de la actual pandemia, que ya ha habido otras, debiéramos de aprender que no todo vale. Dejemos que el orden de la vida fluya y que todos los seres que compartimos el planeta podamos convivir sin invadirnos unos a otros . Porque uno llega a pensar que tenemos todas las de perder.

En este confinamiento el ser humano está sintiendo una gran incertidumbre . Es importante plantearse los valores, lo que es necesario y lo que no es necesario. Paremos un poco, que estamos aquí de paso y no destruyamos el planeta, que es la casa nuestra y de nuestras generaciones venideras. Aprendamos y no olvidemos la lección que nos está dando esta pandemia.