domingo, 29 de julio de 2018

La oreja de Dionisio


Sicilia es una isla preciosa, no solo por todas las culturas que pasaron por ahí sino porque soprende la vegetación, parece un vergel. Llena de plantas y árboles autóctonos y otras que llegaron ahí de otros lugares. Con asentamientos de los griegos, pasando por normandos, cristianos, musulmanes etc...

Pero a mí lo que realmente me impresionó no fueron los templos griegos, la catedrales con decoraciones bizantinas o el más exquisito barroco. Lo que más me impresionó fue el lugar donde los presos extraían las piedras con las que construir tanta belleza, y ahí me quedé atrapada. Quizá fue esa mujer que hacía de guía, fria e indiferente en sus explicaciones tan reales. Nos introducíamos en un hermoso vergel, era parte de la mayor cantera de donde extraían las piedras. Encima de la cueva estaba el teatro griego donde habia representaciones casi a diario.

Había una gran cúpula y era una gruta inmensa donde trabajaban los esclavos con antorchas y nunca salían de la cantera, y cuando se morían,  allí se quedaban. Lo iba explicando tan friamente que cuando salimos del vergel apareció lo que llaman "la oreja de Dionisio". Entras dentro y ves parte de esa inmensa cantera. Me sobrecogí. En esa oscuridad de pronto un espontáneo se  puso a cantar un aria de la ópera Rigoletto, cantaba como los dioses, debía ser un tenor. 

Sentí como si hubiese vivido aquellos momentos. Esa inmensa bóveda, a medida que te adentrabas en ella, todo era oscuridad, te sobrecogía, era como si se desplomaron los cielos sobre mí. En esa cueva donde los esclavos vivian hasta su muerte para dejarnos esos templos, sentí piedad. Hombres jóvenes viviendo y muriendo sin salir de allí, sin la piedad del otro. Lo bello se transformaba, cerraba los ojos y pensaba en los esclavos. 

Evidentemente todos sabemos cómo se hicieron los templos, y las pirámides de Egipto, y así es  la humanidad, no es ninguna sorpresa. Pero tengo que reconocer que ese real me afectó, esa altura, esa oscuridad, la humedad, el tenor cantando, la frialdad de la guía, mi alma se quedó encogida. Ni los templos me parecieron tan bellos, ni la isla tan hermosa. Es lo que ocurre cuando un real te atraviesa. Y eso es lo que me ocurrió. 

La "Oreja de Dionisio" tiene su origen en el nombre que le puso Caravaggio porque le recordaba a la oreja de su burro. Se dice del tirano Dionisio que por las características acústicas específicas de la cueva, escuchaba las conspiraciones de los esclavos y tomaba represalias, y le gustaba escuchar los alaridos de las torturas a que sometian a los esclavos. Tenia fama de cruel y perverso. Seguro que sí. Dionisio gobernó Siracusa, fue un asentamiento griego, y fue el puerto más importante del mediterráneo. Se rebelaron contra él porque fue muy cruel, y acabó mal...

miércoles, 25 de julio de 2018

Stephen Hawking



Yo he sentido una gran admiración por Stephen Hawking. Reconozco mis pocos conocimientos de física, pero eso no quita la curiosidad y fascinación que siento por el universo. Quizá por  haber nacido en un lugar que carecía de contaminación lumínica y las noches rasas permitían ver en el firmamento  infinitas estrellas.

Los niños sienten sopresa y curiosidad por lo inmenso y a mí me ocuirrió eso. Precisamente por eso siempre he tenido un telescopio. Y he tenido la suerte de ver cosas preciosas, por ejemplo en 1985 el cometa Halley y en 2016 la inmensa luna que no se veía desde 1948. Fue un espectáculo 
ver los valles, los cráteres, su brillo, etc...

Además he tenido la suerte de vivir en lugares donde se ven las estrellas, las ciudades se deshumanizan en este aspecto. A mis hijos en algunas mañanas de esos amaneceres que se veía Venus  el lucero del alba, les despertaba para que lo contemplaran. También les enseñaba la luna, las estrellas y a distinguir las constelaciones.

Pero volviendo a Stephen Hawking, una mente tan brillante en un cuerpo tan frágil despierta ternura y admiración, al menos en mi caso.

El mundo de las matemáticas, de la física, también de la filosofía, todo está ligado a las preguntas que nos hacemos en el psicoanálisis sobre el sujeto. Volviendo a mi curiosidad por la física, me gusta mucho escuchar y ver los debates de la física teórica, acerca del infinito, de los agujeros negros, etc... 

Hace poco en uno de estos debates me soprendió el moderador por sus inocentes preguntas, o no tan inocentes. Una de ellas era sobre la religión, si los científicos creían o no en Dios, preguntas de ésta índole, y comentaba un físico del debate, uno de los colaboradores de Stephen Hopwin, que era muy religioso, y decía "mi madre lo es. A mi madre no la toquéis, y ésto es dogma de fe...."  y seguimos trabajando en la ciencia.

También se hacian preguntas de política, y a uno de ellos le preguntaban qué opinaba de las fronteras y los nacionalismos. Se calla un momento y contesta: “Somos un pedrusco a toda velocidad por el universo, contéstese usted mismo”.

En fin, creo que estos hombres están en otra galaxia mental, y a veces nuestro universo mental les viene pequeño.